En los últimos años se ha venido consolidando la integración de las técnicas de intervención psicológica provenientes de filosofías y prácticas orientales con las desarrolladas en Occidente. Es un fenómeno que se ha incrementado desde la segunda mitad del siglo XX hasta hoy y que no deja de ser fuente de aportaciones. La principal fuente en Occidente lo constituyó el Psicoanálisis, del cual se derivan la mayor parte de las técnicas llamadas humanistas que conocemos en cuanto a psicoterapia se refiere. De Oriente nos viene todo lo relativo a la energética, proveniente en esencia de la Medicina Tradicional China y de las enseñanzas de maestros espirituales que traen a Occidente la recuperación de la dimensión espiritual del ser humano.

Más allá de las patologías, este campo de conocimiento constituye un valioso arsenal de herramientas para el desarrollo personal y la vida cotidiana:

• PARA UNA COMPRENSIÓN INTEGRAL DE LA PERSONA.
• PARA MEJORAR LA CONCENTRACIÓN, LA INTUICIÓN Y LA COMPRENSIÓN.
• PARA ESTAR MÁS PRESENTES Y DISFRUTAR MÁS DE LA VIDA.
• PARA DESARROLLAR NUESTRAS CAPACIDADES EN TODO SU POTENCIAL: DE FUERZA, DE ALEGRÍA, DE CREATIVIDAD, DE ENTUSIASMO, DE ORGANIZACIÓN, DE COMUNICACIÓN, DE EXPRESIÓN.
• PARA PREVENIR EL ESTRÉS.
• PARA MEJORAR LA SALUD EN GENERAL Y LLEVAR AL MÁXIMO LA CALIDAD DE VIDA

Toda una serie de aptitudes básicas tienen su soporte emocional en el cuerpo de la persona. Su reconocimiento permite operar sobre estos centros reguladores de diferentes emociones y facultades que determinan nuestra capacidad de recepción y comprensión de la información que recibimos, el tratamiento interno que hacemos de esta información, y sobre los mensajes que emitimos.

El estado emocional condiciona nuestro rendimiento intelectual, nuestras relaciones, nuestro trabajo y en general nuestra calidad de vida. Un entrenamiento adecuado permite tener acceso a la ubicación corporal de esta realidad emocional y despejarla de tensiones y actitudes que no corresponden a nuestra personalidad. Permite también optimizar la expresión de nuestras capacidades con la consiguiente contrapartida positiva en nuestro entorno laboral y en las relaciones personales. Del mismo modo realizamos de esta manera una auténtica prevención de la salud, al evitar los bloqueos energéticos que son el origen de ulteriores trastornos somáticos.